Ópera, danza clásica y contemporánea; teatro, música en vivo, artes visuales y artes circenses, son los elementos que conjuga El Cielo sobre la Libertad, un espectáculo que reflexiona sobre el amor hacia el libre albedrío, la libertad, la soberanía, hacia el ejercicio volitivo de la decisión y la elección con inspiración en el Cielo sobre Berlín, de Wilm Wenders.
“El Cielo sobre la Libertad es un viaje a un espacio donde conviven la escisión entre el mundo sensible y el suprasensible, la visión celestial en contraposición con la humana, lo absoluto y lo relativo, la certeza y la incertidumbre, el saber y la suposición, la ingravidez y la gravedad, lo infinito y lo finito”, comenta Patricia Marín, directora y fundadora de Danza Visual.
Un agobiado ángel ya caído se relega a entender al mundo y advierte que elegir es renunciar: “La obra es una oda a la memoria como esfuerzo de reconstrucción personal, trasciende el momento y transmuta en aquello que debe sobrevivir porque se vuelve un acontecimiento. Esto es un desafío narrativo y dramático relevante”, señala Leonardo Beltrán, co-director de Danza Visual.
En escena, el público observará a un ángel en un desdoblamiento múltiple por un tenor —el Mtro. Rogelio Marín, codirector de la obra y de la compañía— y un bailarín, que discurre acerca de los límites del infinito y la posibilidad de ser alguien con el otro: lo que significa ser humano. Por otro lado, una mujer desafía el status quo trascendiendo cuerpo y pensamiento para convertirse en el tiempo.
También, desde el punto de vista del género, la dramaturgia de esta pieza y la construcción de los personajes femeninos se erige como un desafío a lo establecido, pues como comparte Patricia Marín, “carece de discursos narrativos tradicionales atribuidos a sus protagonistas femeninas: estabilidad, maternidad, indefensión, debilidad, pasividad, es decir, cualidades objetivadas de lo femenino. Todo esto es de manera rabiosa, poética y ajena de forma diametral”.
Acerca de la música de esta puesta, es importante destacar que Schubert musicalizó los poemas de Müller tres años después de su publicación, es un ciclo de lieder, es decir, canciones líricas cuya letra es un poema que se adapta para voz solista y acompañamiento, en este caso de piano; al respecto, Rogelio Marín comparte que para los integrantes de Danza Visual interpretar La Bella Molinera, de Schubert, es sublime, es un gozo, es la quintaesencia de la música de cámara romántica.”
Dirigida por Patricia Marín, Leonardo Beltrán y Rogelio Marín, Danza Visual es un dispositivo creacional radicado en la Ciudad de México desde el 2009, donde colaboran Jonathan Alavés, Tlathui Maza, Fernanda Estrello Anivdelab Ponce de León. Actualmente es beneficiado por el Programa México en Escena – Grupos Artísticos.
Entradas
Público en general: $ 180.00.
Estudiantes, INAPAM, Comunidad UAM: $ 90.00 (con credencial vigente).
Horario de taquilla: de miércoles a sábado, de 11:00 a 15:00 y de 16:00 a 20:15 h.
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